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Sábado por la mañana temprano. Café (descafeinado) calentito junto a la pantalla del ordenador. Me dispongo a ver qué se cuece en Twitter…

Boom. La primera en la frente. 

Eso te pasa por entrar en Twitter” me podría decir alguien. “Vaya” respondería yo a duras penas. 

¿Qué ha pasado? Pues que ha vuelto a pasar. Lo de siempre. Agresión sexual a una mujer joven por parte de un futbolista famoso y medio de comunicación de derechas con su periodista alto conocido por contenidos machistas escribe toda una elegía a la persona del futbolista, dejando la información relevante sobre el caso para el penúltimo párrafo y sin analizarla. 

Una de dos: o eres un profesional del periodismo de mierda o eres igual o peor que el supuesto (y voy a decir supuesto sólo hasta que salga la sentencia) agresor. No hay otra… porque la noticia o el artículo (aunque no merece tal consideración) es una basura informativa, tendenciosa y dañina.

Voy a ser conciso y directo, pero permitidme que vaya poco a poco (lo entenderéis al final de este post). 

Primero, captura de pantalla del titular del susodicho artículo que, por cierto, ha sido publicado en El Mundo en su edición digital esta madrugada:

Me resulta curioso que el artículo esté en la sección de “fútbol”, para empezar. Es uno de los problemas más frecuentes a la hora de tratar las noticias sobre agresiones sexuales o violencia en general sobre las mujeres: nunca están en la sección acertada del periódico. 

Pero escribir “Así fue la noche que llevó a Dani Alves a la cárcel” ya me parece no saber titular (o hacerlo torticeramente, que me inclino más por esta opción, como dije antes). 

Sinceramente, tú lees eso ¿y de quién piensas que es la responsabilidad (o la culpa) de que Dani Alves acabara en prisión? Me jugaría veinte años de vida a que Dani Alves no sería tu primera respuesta, porque el titular claramente difumina su responsabilidad sobre su detención. De hecho, en la bajada o subtítulo (el párrafo en negrita bajo el título), ya daría carnaza a los unga unga para defender lo indefendible. “Pobre Dani… acusado (injustamente)” dirían algunos.

En la entradilla, como se conoce al primer párrafo que aparece en una noticia, se hace un juego muy sucio: confundir a quien lee usando la dicotomía como estrategia. Es decir, inician poniendo a Dani Alves como un dios, reconociendo su trayectoria profesional (cosa que no viene al caso porque puedes ser un patán que no ha ganado una medalla o el mejor futbolista de la historia y ser un agresor sexual, no hay nada que diga que es incompatible) y como víctima, frente a la “supuesta” víctima (una joven de 23 años, él tiene casi 40, ojito…) y “verduga” porque fíjate de qué cosas más malas lo acusa. Hostia, es que tú no quieres informar de lo sucedido… tú estás iniciando una defensa de Dani Alves, lo mires por donde lo mires.

¿No me crees? Pues mira cómo sigue el periodista…

Si no quedaba claro que estás poniendo de víctima al futbolista, con la primera frase de ese párrafo ya no cabe dudas: pobrechito Dani, que venía al entierro de su suegra y ha tenido que defender su inocencia y le están fastidiando su vuelta al trabajo. ¿Por culpa de quién? (música dramática) Por culpa de la joven de 23 años que acusa sin ton ni son y por la titular del Juzgado (una jueza, una mujer… malaaaaa… pensaría el periodista) que le ha jodido sus planes. 

Pero, ¡ojo! que se ha decretado “prisión sin fianza”. No hace falta ser jurista para saber que este tipo de decisiones implican que las pruebas son contundentes. Pero la redacción de nuestro amigo periodista (con clara necesidad de reeducación) no lo capta y decide seguir dando información sobre el caso de agresión sexual, ensalzando la figura de Dani Alves:

Como ves para decir que los hechos de los que se acusa al jugador, y que le han llevado directamente a prisión y sin fianza, habla de su carrera profesional. De 4 a 12 años. No es para bromear ni desviar la atención, digo yo. Pero El Mundo se permite hacerlo. Tampoco me extraña… es El Mundo.

Después de decir que entre el Mundial de Qatar y la vuelta al trabajo, Dani había decidido descansar unos días con su segunda esposa (la modelo tinerfeña, Joana Sanz), comienza a relatar qué pasó el día de autos, el 30 de diciembre. Describiendo la escena como un joven que disfruta con amigos en una discoteca pero, como se ve que lo que tiene que contar sobre el comportamiento de Dani es turbio, decide incluir antes unas líneas de Joana hablando sobre la libertad y el respeto que existe en su matrimonio con Dani. ¿Relevancia de esto? Ninguna, excepto ayudar a que Dani Alves no quede de guarro por estar en una discoteca con los amigotes (y sin su mujer) “hablando con chicas” como reza el artículo. ¡Ojo! que no significa que estar casado te limite a la hora de conversar con otras mujeres, pero ya sabemos lo que quería aclarar el periodista: no nos chupamos el dedo. 

La víctima declaró ante la jueza que llegó con dos amigas a la zona VIP de la discoteca invitados por unos amigos. Bueno, la noticia dice “por un grupo de amigos de origen mexicano”. No me digáis por qué pero cuando leí esto sospechaba que se podría despertar en “el lector” (en masculino, lo digo a posta) toda una amalgama de argumentos negativos que asociaran mujer joven, futbolista y amigos mexicanos. Llamadme mal pensado… o comprobador de la evidencia de que determinados medios de comunicación (de derechas) criminalizan a mujeres y migrantes, por ejemplo.

Cuenta la víctima que, nada más llegar, un camarero le dice que alguien (Dani Alves) le invita a su mesa. Ella dice no conocerlo e indica que él le dijo que era “jugador de petanca en L’Hospitalet de Llobregat”. Qué gracioso, Dani… ¡el club de la comedia, por favor!

¿Cabe la posibilidad de que, después de señalar todos los éxitos del futbolista, indicar que ella no sabía quién era hace sospechar que la joven mentía ante la jueza? Viendo la totalidad del artículo siento decir que me huele a quemado… pero ya sabéis que yo soy muy tiquismiquis.

Por suerte para ella, sus amigos le contaron quién era él. Sin embargo, no sabrían lo que podría ocurrir después y de eso no la avisaron. Según relata la víctima, bailaron hasta que Dani Alves llevó varias veces la mano de ella hacia su pene. Ella retiró la mano ofuscada. Y que sobre las cuatro y media de la madrugada, se produce la agresión en un pequeño lavabo de la discoteca.   

Él ha reiterado su inocencia, incluso en medios de comunicación (gracias Sonsoles Ónega y Antena3 por darle voz… nótese la ironía) declarando que todo el mundo sabe que le gusta bailar pero que nunca ha invadido el espacio de alguien sin autorización. Se excusa diciendo que uno va al lavabo y no tienes que preguntar quién está dentro. Que lo siente mucho pero que no sabe quién es esta señora y que no la ha visto en su vida.

Por desgracia las pruebas no dicen lo mismo sobre su comportamiento y sobre él. Eso, unido a las contradicciones en su declaración, lo han llevado a prisión.

Según relató la víctima, él salió primero del baño y se fue de la discoteca con un amigo. Ella fue en busca de sus amigas llorando y sufrió un ataque de ansiedad. Se avisó al personal de seguridad y se activó el protocolo de asistencia a víctimas de violencia sexual. ¡Menos mal!

¿Cómo sigue el artículo? Con declaraciones de su mujer: “Yo sé quién es mi marido, yo sé cómo lo conocí, yo sé lo respetuoso que es porque ni cuando me estaba conociendo a mí me faltó al respeto. He visto muchas veces como mujeres se acercan al reservado, atrevidas, a intentar algo con mi marido en mi cara. Si lo hacen en mi presencia no me quiero imaginar cuando yo no estoy”. 

¿Qué va a decir ella? Lo va a defender, obvio: son pareja desde 2016. Pero, por desgracia, algo tendrá de cierto… recordemos: “prisión sin fianza” (y sino espera al final).  

Gracias al protocolo, se trasladó a la víctima al Hospital y se le practicó un examen médico que se adjuntó a la denuncia junto con la ropa que llevaba esa noche. Es decir, no es “lo que diga ella”. Y aclaro esto porque, aunque a ti que lees este post te parezca increíble que haya quien piense que las mujeres se aburren y deciden meterse en un proceso médico, social y judicial que las va a revictimizar, por desgracia, hay mucha gente diciendo estas chorradas y por eso debemos seguir hablando sobre la credibilidad de la víctima.

Mientras la víctima pasaba por un proceso muy duro y difícil, de citaciones en diferentes servicios, tener que contar lo mismo una y otra vez, etc., el señor Dani Alves volvía felizmente a México. Y no volvió a España por la denuncia, qué va. Pidió permiso en su trabajo porque su suegra estaba en Canarias muy enferma. Es entonces cuando la policía (Mossos d’esquadra) le cita en Barcelona y, tras prestar declaración, es detenido. 

Y después de todo esta forma extraña (e interesada, en mi opinión) de relatar los hechos, es cuando viene la información que sostiene la veracidad de los hechos. 

El párrafo donde se recoge casi de pasada, sin profundizar, en que el testimonio de la víctima está reforzado por “informes concluyentes de los Mossos con pruebas biológicas, el vestido, el informe médico y las grabaciones de las cámaras de seguridad”. Sólo viendo el vídeo de Dani Alves diciendo que no conoce a esta señora y las imágenes de las cámaras de la discoteca en las que aparece con ella, ya dice mucho del jugador. Esperemos que su mujer lo tenga en cuenta. No me imagino lo que tiene que ser vivir con alguien que actúa así.  

Pero, ¿sabes de qué más me dí cuenta? De que al final del artículo, donde te sugieren publicaciones relacionadas con la noticia, aparece una titulada “Estos humillantes abusos de cuarentonas”, con una fotografía que podría representar momentos antes de una felación. ¿Casualidad? Yo creo que no. El Mundo… muy mal. Muy mal. 

Esperemos que el proceso no sea muy duro para la víctima y que reciba todo el apoyo y el tratamiento necesario para su recuperación. Me satisface que Dani Alves haya sido despedido, muy a pesar del periodista que firma la noticia, que no paraba de ensalzarlo y a quien le daba pena que esta ficha policial pudiese suponer el fin de la carrera del jugador (aunque no se plantea lo que puede suponer para la víctima esta agresión sexual, obviamente). 

Conclusión: los medios de comunicación necesitan formación en perspectiva de género y sobre el tratamiento de este tipo de información.

REFERENCIAS CONSULTADAS

  • Artículo de El Mundo «Así fue la noche que llevó a Dani Alves a la cárcel«.