Hace unos días, mientras desayunaba, un tuit llamó mi atención. Era de una chica que contaba una experiencia vivida en el Metro de Madrid la noche del Día de los Enamorados. Mar Baena, la testigo, presenció una agresión machista en el andén de enfrente y decidió intervenir. Al día siguiente, relató su vivencia en Twitter. Hoy, aquí, yo quería reflexionar sobre ello pero, antes de hacerlo, te dejo el texto completo que subió en un hilo de Twitter en su cuenta:
Anoche volvía a casa con mi novio. Estábamos en Ópera, L2, dirección Cuatro Caminos, cuando vi en el andén de enfrente que una pareja discutía. El chico parecía bastante enfadado y hacía aspavientos con las manos, lo que llamó mi atención y me quedé atenta por si iba a más. En cuestión de segundos, este chico fue a más y le pegó varios empujones a la que sería su pareja. Yo, desde el andén de enfrente, vi que al lado de ellos se encontraba un seguridad del Metro de Madrid, por lo que mi reacción fue gritarle indicándole con la mano que fuese hacia ellos. El de seguridad estaba hablando con un hombre indicándole alguna dirección, por lo que no me hizo el más mínimo caso. Mientras, la pareja seguía discutiendo, y en una de las muestras de ira del chico, cogió a la que fuese su pareja del cuello. Yo volví a gritar al de seguridad y en ese momento llegó el metro, lo que me impedía ver qué seguía pasando en el otro andén. El de seguridad se acercó a la pareja y el chico (que a partir de ahora lo llamaré agresor) me hizo un gesto chulesco desde el otro andén. Corriendo fui yo, junto con mi novio, a cruzar hacia el otro lado del andén para ir junto a ellos y explicarle al de seguridad lo ocurrido. Al llegar, la chica estaba llorando y el agresor parecía calmado, seguro de sí mismo y con actitud chulesca. Antes de nada, le pregunto a la chica si se encontraba bien y que no llorase porque nosotros lo habíamos visto todo. El seguridad me pide que le explique lo que he visto. Se lo explicamos. Mientras, la chica continúa llorando y el agresor sólo se reía y me decía “¿Yo le he pegado? ¡Yo no le he hecho nada! Es un juego”. Mi novio pide al de seguridad que llame a la policía. El de seguridad con el walkie se pone en contacto con su superior para contarle lo ocurrido (todo con mucha calma) y le dice que nosotros le estamos pidiendo que venga la policía. El agresor sigue negando lo ocurrido y sigue con actitud chulesca. Saca el móvil y parece que llama a un amigo y le dice algo así como “Vente para Ópera porque aquí se va a liar”. Aprovecho para hablar un poco con la chica y le pregunto si quiere denunciar. Le prometí que iba a estar a salvo y que la acompañaríamos a poner la denuncia. Yo era testigo de todo y había una cámara del metro que había grabado todo. Teníamos pruebas. La chica no hablaba mucho. Sólo decía que no pasaba nada, que él estaba un poco borracho y por eso estaba así, pero que no pasaba nada. Iban a coger un taxi y se volvían para casa. Yo le pedí que no se fuese con él. De repente, vi que la chica llevaba un par de rosas en una bolsa. Supuse que se las había regalado él por San Valentín, así que la miré a los ojos y le dije. Esto no sirve de nada si después te trata así. Por favor, espera a que venga la policía y pon una denuncia. En este momento el de seguridad, que sólo hacía hablar por el walkie con no sé quién sin hacer nada, se acercó a la chica y le preguntó: “Bueno, ¿vas a querer poner denuncia? Porque sino le digo a la policía que no venga”. El agresor viendo que convencía a la chica para denunciar comenzó a gritar diciendo “Que venga la policía, ¡que venga! Yo no he hecho nada”. Esta vez, la chica se fue para él e intentó que dejase de gritar. Le dijo algo así como “¿tú eres tonto? ¿con los antecedentes que tienes?”. En todo momento, la chica se negaba a querer poner denuncia. Ella no negaba lo ocurrido pero le echaba la culpa de lo ocurrido a que él iba borracho. “No pasa nada, de verdad”, decía. El agresor comenzó a gritar “Yo me voy a mi casa. Te pones de su lado y te quedas aquí o te vienes conmigo” entre medias me pareció que nos insultaba así que le dije que se relajase que no le iba a consentir ni media. La chica continuaba convenciéndole de que se relajase y durante esa pequeña discusión entre ellos acabaron yéndose dirección L5. Mi novio le pidió al de seguridad que se fuese tras ellos. Yo mientras subí a la entrada del metro esperando ver a la policía para indicarles. Allí no había ninguna policía y el de seguridad apareció 3 minutos más tarde diciéndonos que habían desaparecido. ¿Cómo puede desaparecer una pareja que vimos que iban en sentido L5? Yo, llena de furia, le digo al de seguridad que quiero esperar a que venga la policía para poner yo la denuncia. Mi novio le pide que le diga qué cámara es la que ha grabado la agresión para que la policía pueda ver el vídeo. El de seguridad sigue hablando con su supervisor. Cámara 28, me dice. Y, a continuación, me dice que la policía no viene. Que ya para qué va a venir si la pareja se ha ido. Yo insisto en que quiero que venga la policía para contar lo ocurrido y poner denuncia. Yo estaba muy nerviosa, me sentía impotente. El de seguridad me pone al teléfono con su superior y éste me explica que ellos no pueden hacer nada y la policía, si la pareja se ha marchado, tampoco puede hacer nada. Tendría que ir a la comisaría más cercana a contar lo ocurrido. En ese momento me pongo a llorar llena de impotencia y le pido a mi novio salir del metro en búsqueda de una comisaría. En mi conciencia no iba a quedar el haber visto esa agresión y quedarme de brazos cruzados. ¿Cómo iba a meterme en la cama sin más? La comisaría más cercana estaba en Leganitos. así que nos fuimos andando hacia allí. Yo en el camino estaba llena de rabia y solo me salían lágrimas. Pensaba: ¿y si a esta chica le pasa algo esta noche y nadie ha hecho nada por evitarlo? De camino a la comisaría vimos un coche de policía. Mi novio corrió hacia ellos y les explicamos lo que pasó. No se inmutaron, solo me preguntaron si tenía los datos del agresor y como no tenía datos me dijeron que no se podía hacer nada. Literalmente me dijeron: “Y ¿para qué te vas a llevar el disgusto tú por alguien que no quiere denunciar?”, a lo que yo contesté: “Lo que no puedo hacer es irme a mi casa después de ver cómo ese hombre pega a su novia en mi cara”. Seguimos camino de la Comisaría. Yo no sabía si podía hacer algo o no. Lo que no podía es irme a casa. Quería que quedara constancia en algún sitio. Y aunque no tuviese datos del agresor, sabía que había una cámara que había grabado todo. Después de un largo paseo. llegamos a la Comisaría. Nada más llegar, y sin entrar siquiera al interior de la Comisaría, un policía nos pregunta a qué veníamos. Le dije que quería poner una denuncia de una agresión machista que había visto en el metro. El policía se ríe. Me pregunta si tengo los datos del agresor y le digo que no, peor que la cámara del metro había grabado todo. Un compañero suyo me dice que si no tengo datos del agresor no puedo poner denuncia. En ese momento me vuelve la impotencia y vuelvo de nuevo a llorar. Lo que no puedo hacer es irme a mi casa después de ver lo que he visto, les digo.
El primer poli me dice que es un buen acto de ciudadano, pero realmente no pueden hacer nada. El otro policía entra dentro a preguntar a su superior si puedo poner denuncia. Éste sale con una libreta mínima (de las que usan los camareros para tomar nota) y un boli y en la misma puerta me toman nota. Le digo la hora, el sitio, la cámara que grabó todo y mi nombre y número de teléfono. Me dice que realmente no puede hacer nada, que lo de tomar nota solo es por si la chica viene a denunciar, saber que hay un testigo. No firmo nada, obviamente, y me voy. Mientras volvía a casa le preguntaba a mi novio: “¿Cómo sé que eso queda archivado? ¿Y si esta chica va a otra comisaría a poner la denuncia? Esa hojita con los datos apuntados ¿quién la tiene? Me siento gilipollas. De verdad sentía que nadie le daba la importancia que yo le daba. Sabía que si no tenía los datos, no podía hacer gran cosa. Pero, había cámaras en metro y además quería poner una denuncia como tal aún sin datos y todo el mundo se reía de mí. Los del Metro no hicieron nada por evitar que ese chico se fuese. Los de la Policía se reían literalmente de mí porque no podía hacer nada. Y yo me volví a casa impotente y sin parar de pensar en qué pasaría esa noche con esa chica que se fue con su agresor. Yo me pregunto “¿si en lugar de una agresión machista, hubiera visto un asesinato? ¿Tampoco podría poner una denuncia porque no sé los datos del agresor?”. No entendía nada. Y sigo sin entender nada, por lo que me gustaría que esto llegara a Metro de Madrid y a la Policía para que me dijesen, exactamente, qué debo hacer si me encuentro ante otra situación como ésta. Gracias.
¿Cómo hubieseis actuado vosotras y vosotros? Sé que es difícil ponerse en esa situación. Sé que es una situación desagradable. Pero pensemos en la víctima: ¿y si nuestra intervención le abre los ojos? ¿Y si nuestra intervención le salva la vida? No somos conscientes del poder que tenemos como ciudadanía ante una lacra como la violencia de género.
El sistema falla, lo sé. En el texto de Mar Baena lo hemos podido comprobar y yo, por desgracia, conozco muchos casos. Pero hay que seguir usándolo y denunciando aquellos fallos que comprobemos en él, tal y como hizo ella en su cuenta de Twitter.
A los medios de comunicación y a las redes sociales les llaman el cuarto poder. Usémoslo para cambiar el mundo. Tenemos responsabilidad en todo lo que acontece en nuestro mundo. Y tenemos el poder de hacer un mundo mejor desde nuestro rinconcito del mundo.
Si me queréis saber mi opinión sobre la actuación de Mar Baena y su pareja, me parece que no lo pudieron hacer mejor. Me pareció un acto solidario en toda regla: como todo el mundo deberíamos actuar ante este tipo de situaciones. Y entiendo su dolor y su frustración: y lo pude sentir mientras lo leía.
Y aludiendo a nuestra responsabilidad con este mundo, tenemos que sensibilizar a toda la gente que nos rodea para que no haya empleados de seguridad que no se comprometan o policías que se rían. Pero, también, para que no haya ciudadanas y ciudadanos que pasen de largo antes sucesos como el que presenciaron Mar y su novio el Día de los Enamorados.
¿Qué opinas tú? ¿Cómo hubieses actuado? Te leo en comentarios.
ACTUALIZACIÓN. Hace unos días escribí este post, tal y como lo has leído. Hoy, 22 de febrero, he visto en las noticias que gracias a la denuncia pública de Mar Baena, han localizado al agresor. Os dejo el enlace a la noticia.