Tiempo estimado de lectura: 5 minutos. Incluye enlaces de interés.
Puede parecer obvia la pregunta pero, cuando hablas en consulta con muchas mujeres, te das cuenta de que en la práctica no es así. Muchas se sienten «obligadas» a realizar distintas prácticas, o sufren acoso, abuso o agresiones sexuales, tanto en la calle como en casa. Sí, en casa. O, mejor dicho, con sus parejas, en su intimidad: pues hay parejas que no conviven y en las que también existe este tipo de violencia.
Se acaban de publicar los datos de un estudio realizado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género durante el año 2017, sobre la percepción social que tiene la ciudadanía sobre la violencia sexual. De él, podemos extraer, que un porcentaje importante sigue normalizando determinadas conductas masculinas, a pesar de ser consideradas a nivel profesional como comportamientos dentro del acoso, el abuso o la agresión sexual. No es de extrañar, por tanto, que luego nos encontremos con sentencias endebles contra los depredadores sexuales, como el caso de La Manada (me dan escalofríos sólo de acordarme de ellos).
Pero lo que la gente no sabe, es que la inmensa mayoría de agresiones sexuales, se dan en el seno de la pareja. Otro estudio, esta vez de la Junta de Andalucía, apuntaba hace años, que más del 90% de las agresiones sexuales que sufren las mujeres ocurren dentro de la pareja. Es decir, que casos como el de La Manada, son los menos comunes. Pero, observando nuestros medios de comunicación, vemos todos los días noticias de agresiones sexuales a mujeres en la calle, en discotecas, etc. Esto nos debe hacer pensar en la gran cantidad de agresiones silenciadas que existen.
Como se reconoce en el estudio de 2017, aunque el 95,2% de la población considera «inaceptable» la violación dentro de la pareja, casi un 28% de los hombres (y casi un 19% de las mujeres) dice que NO puede llamarse violación a cuando un hombre presiona a su pareja para mantener relaciones sexuales. En conclusión, casi la mitad de la población normaliza la violación en la pareja.
Considerando que la realidad de nuestro país es bastante cruda, creo que queda más que justificada la necesidad de conocer nuestros derechos sexuales. Esos derechos están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Sexuales, aprobada en 1999 en Hong Kong por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología (WAS) en el marco del XIV Congreso Mundial de Sexología. Sin embargo, la propuesta nació dos años antes en el Congreso celebrado en Valencia.
Fue entonces cuando se consideraron los Derechos Sexuales como Derechos Humanos Fundamentales, pues la salud, incluida la salud sexual, es uno de ellos. Así, y con el fin de permitir el desarrollo de una sexualidad saludable, se acordó que los siguientes derechos debían ser reconocidos, promovidos, respetados y defendidos por toda la Humanidad contando con todos los medios que estén a su alcance para ello.
En esa Declaración, los derechos quedan recogidos literalmente de la siguiente manera:
- El Derecho a la Libertad Sexual: La libertad sexual abarca la posibilidad de los individuos de expresar su potencial sexual. Sin embargo, esto excluye todas las formas de coerción sexual, explotación y abuso en cualquier tiempo y situaciones de la vida.
- El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad Sexual y Seguridad del Cuerpo Sexual: Este Derecho involucra la habilidad de tomar decisiones autónomas sobre la vida sexual de uno dentro de un contexto de la propia ética personal y social. También incluye el control y el placer de nuestros cuerpos libres de tortura, mutilación y violencia de cualquier tipo.
- El Derecho a la Privacidad Sexual: Este involucra el derecho a tomar decisiones individuales y conductas sobre la intimidad siempre que ellas no interfieran en los derechos sexuales de otros.
- El Derecho a la Equidad Sexual: Este derecho se refiere a la oposición a todas las formas de discriminación, independientemente del sexo, género, orientación sexual, edad, raza, clase social, religión o invalidez física o emocional.
- El Derecho al Placer Sexual: El placer sexual incluyendo el autoerotismo, es una fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.
- El Derecho a la Expresión Sexual Emocional: La expresión sexual es más que el placer erótico en los actos sexuales. Cada individuo tiene derecho a expresar su sexualidad a través de la comunicación, el contacto, la expresión emocional y el amor.
- El Derecho a la Libre Asociación Sexual: Significa la posibilidad de casarse o no, de divorciarse y de establecer otros tipos de asociaciones sexuales.
- El Derecho a Hacer Opciones Reproductivas, Libres y Responsables: Esto abarca el Derecho para decidir sobre tener niños o no, el número y el tiempo entre cada uno, y el derecho al acceso a los métodos de regulación de la fertilidad.
- El Derecho a Información Basada en el Conocimiento Científico: La información sexual debe ser generada a través de un proceso científico y ético y difundido en formas apropiadas en todos los niveles sociales.
- El Derecho a la Educación Sexual Comprensiva: Este es un proceso que dura toda la vida, desde el nacimiento y debería involucrar a todas las instituciones sociales.
- El Derecho al Cuidado de la Salud Sexual: El cuidado de la salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones y desórdenes sexuales.
La Declaración termina con la siguiente frase:
“Los derechos sexuales son derechos humanos fundamentales y universales”.
Quiere decir esto que, cualquier transgresión de los derechos anteriores, supone a su vez una violación de los derechos humanos.
Conoce tus derechos y defiéndelos. Quien bien te quiere, no transgredirá ninguno de ellos. Y si sientes que en alguna de las situaciones expuestas, no te sientes respetada por tu pareja, busca ayuda profesional, pues puedes estar sufriendo violencia.
Enlaces de interés:
- Noticia de 20minutos.es
- Declaración de Derechos Sexuales en pdf
- Estudio Percepción Social de la Violencia Sexual