Tiempo estimado de lectura: 5 minutos. Incluye vídeo.
Si viajamos al pasado buscando los primeros intentos por comprender, desde un punto de vista científico, la depresión, nos remontaremos hasta el siglo IV a.C. cuando Hipócrates, un médico de la Antigua Grecia, habló de melancolía para englobar a estados de “tristeza, abatimiento e inhibición”. Sus investigaciones y escritos fueron tan importantes, que se vino usando este término hasta que, en el siglo XIX, aparece el término “depresión”. De hecho, hasta finales de ese mismo siglo, había un cajón desastre diagnóstico donde se entremezclaban distintos trastornos e, incluso, se confundían los primitivos episodios maníaco depresivos con la esquizofrenia.
Lo que cada persona entienda por depresión va a depender mucho de sus circunstancias. Todo el mundo va a estar “triste” alguna vez en su vida: hablamos entonces de un síntoma. Esto es lo que la psicología popular (es decir, lo que se dice en la calle), en la mayoría de los casos entiende por depresión. Pero no es lo mismo que la depresión como síndrome: nos referimos al conjunto de síntomas que aparecen junto a la tristeza, como problemas de sueño, desilusión, desorden alimenticio, etc.
Pero desde la Psicología Clínica, cuando hablamos de trastorno depresivo, hablamos de un cuadro clínico con unos síntomas concretos y una duración mínima que debemos observar. Y esto se hace de forma meticulosa atendiendo a los criterios diagnósticos que se recogen en el manual que utilizamos en Psicología y en Psiquiatría, el DSM: un manual que se revisa periódicamente, en el que constan todos los síntomas, tiempos y tipos diferentes de trastornos psicológicos y psiquiátricos.
¿Qué quiere decir esto? Que no todo es depresión. Para hablar de depresión se tienen que cumplir rigurosamente los criterios tal y como aparecen en el manual de diagnóstico. Según los criterios que una persona cumpla, se diagnosticará uno u otro trastorno.
¡Ah! Pero ¿hay más de uno? Claro, la depresión no un ente único, sino que tiene muchas formas de diversa consideración. Así, la versión más reciente del DSM recoge entre los trastornos depresivos los siguientes tipos:
- Trastornos de desregulación destructiva del estado de ánimo (que deben ser diagnosticados entre los 6 y los 18 años).
- Trastornos de Depresión Mayor: ya sea episodio único o recurrente.
- Trastorno Depresivo persistente (también conocido como Distimia).
- Trastorno Disfórico Premenstrual.
- Trastorno Depresivo inducido por sustancias o medicamentos.
- Trastorno depresivo debido a una afección médica.
- Otro trastorno depresivo especificado.
- Trastorno depresivo no especificado.
Suena muy mal, lo reconozco. Pero la ciencia necesita organizar las cosas (aunque sean emocionales) para poder darles respuesta de una manera eficaz. Explicándote esto, sólo quería hacerte ver que, usar la palabra depresión a la ligera, no te va a beneficiar en nada, pues muchas veces nos autoetiquetamos con “mi depresión” (que, como te expliqué en el vídeo “NO te pongas ETIQUETAS”, puede hacerte mucho daño), cuando hablamos de un simple síntoma aislado (tristeza, como emoción, sin más) o cuando no sabemos el alcance real que tiene lo que estamos pasando o sintiendo, lo cual también nos puede hacer un daño evitable e innecesario.
Te pongo un ejemplo más para que quede claro a lo que me refiero: en el manual se diferencia claramente entre Episodio Depresivo Mayor y Trastorno Depresivo Mayor (en adelante, TDM). Parecen lo mismo, pero no lo son. Quizás el TDM sea lo que popularmente la gente entiende como una depresión fuerte o la depresión prototípica. Por tanto, que al conjunto de síntomas que responden al diagnóstico de Trastorno Depresivo Persistente, más conocido como Distimia (que coloquialmente podemos decir que es un poquito de depresión a lo largo de toda la vida, con subidas y bajadas muy leves) lo llamemos Depresión (teniendo en mente algo así como un TDM), puede hacernos sentir mal y provocar menor adherencia al tratamiento, ya sea con fármacos o con psicoterapia (o ambos), puede agravar el problema, etc.
Más adelante, haré un vídeo para el canal de YouTube para enseñarte brevemente el manual y su funcionamiento. A nivel personal, de persona a pie de calle, quizás no tenga ninguna utilidad saberlo, pero creo que puede ayudarte a despejar todas las dudas que te hayan podido surgir cuando te he hablado de él. Pero, para que este post no sea sólo un artículo lleno de teoría, te recomiendo que veas el vídeo de esta semana, en el que te doy 5 consejos sencillos y prácticos tanto para prevenir la depresión como para combatirla. Como te explico en el vídeo, la depresión necesita ser tratada con terapia psicológica y, en algunos casos, incluso, con psicofármacos recetados por la/el psiquiatra. Aun así, seguro que, ponerlos en práctica, te ayuda a aliviarte o a fortalecerte contra la depresión.
Espero que este tipo de entradas en el blog te sirvan para ir ampliando tus conocimientos y concienciándote de lo importante que es, para tu salud en general, el cuidado de tu salud mental o emocional.
Si te surge cualquier duda, puedes dejarla en comentarios, te aseguro que responderé encantado. Y si crees que esta información o los vídeos pueden venirle bien a cualquier persona que conozcas, compártelo en tus redes sociales y whatsapp. Mi intención es mejorar la calidad de vida de la gente. ¿Me ayudas?