Tiempo estimado de lectura: 6 minutos. Incluye vídeos.
Estudiamos, nos preparamos y nos formamos para casi todo, excepto para estar en pareja. Eso implica cometer muchos errores, como es normal, pero algunos son bastante importantes y determinan el futuro (o no-futuro) de la relación.
Para asegurarte de empezar con buen pie una relación, o si ya la tienes para hacer un análisis de su salud, debes tener en cuenta estos tres principios:
- Mi felicidad y mi bienestar dependen de mí misma/o.
Lo más común, hoy en día, es buscar una pareja para estar bien. Hay muchas personas que se autoengañan, pero en el fondo lo hacen. Otras, sin embargo, lo reconocen, pero también caen en esto.
Hay que tener en cuenta que buscar una persona que nos llene, nos haga sentir bien o nos ayude a ser felices, es el primer gran error y uno de los detonantes de que una relación fracase. ¿Por qué?
- Primero de todo porque e
so significa que no estamos bien y si empezamos una relación en estas condiciones no será una relación en igualdad, con todo lo que eso conlleva. En muchas ocasiones había problemas de autoestima y/o de habilidades sociales previas a la última relación finalizada. Si no nos damos cuenta o no las tratamos, puede que iniciemos una relación en la que nos desgastemos aún más. Cuando volvemos a estar solteras/os, la tendencia natural es a buscar nuevo vínculo, puesto que tenemos muy interiorizado el refranero popular: “un clavo saca a otro clavo” o “una mancha de mora, con otra se quita”. Y ¿por qué hacemos esto? Seguramente para no estar tristes: esta sociedad nos ha enseñado que estar triste es el infierno y que estar feliz es el paraíso. Y nada más lejos de la realidad. La tristeza es una emoción SANA. Cuando sentimos tristeza, a nivel físico, sentimos hipotensión (es decir, ausencia de tensión muscular, el cuerpo flojo, sin energía). Y ¿por qué es esto sano? Porque la tristeza nos ayuda a parar, a darnos cuenta de que pasa algo; nos ayuda a tomar el tiempo suficiente para mirarnos, ver qué ocurre y poner remedio. Cuando cortamos ese proceso y nos vinculamos a otra persona, no hacemos los deberes. Y claro, con la ilusión del “nuevo amor”, esa tristeza, ese duelo, quedan relegados a nuestro sótano emocional. Pero eso no significa que no nos perjudique… ¡sí supiéramos todas las cosas que encerramos en nuestro sótano emocional!
- Segundo porque tenemos muchas papeletas de elegir mal a nuestra compañera o a nuestro compañero. Cuando tenemos la necesidad de vincularnos a otra persona para estar bien, cualquier señal nos sirve para establecer ese vínculo. Digamos que nos cegamos por las posibilidades o las fantasías de nuestra mente y abandonamos la realidad. Te pongo un caso real: María (nombre ficticio) se separa de Juan (nombre ficticio) tras 14 años de relación de malos tratos. En lugar de esperar el tiempo suficiente para recuperarse emocionalmente, María, que dependía emocionalmente de Juan y que tradicionalmente ha aprendido que una mujer necesita a un hombre para formar una familia, “siente” (que yo pienso que es más bien “cree”) que debe estar abierta al amor. Y como explico siempre que hablamos del Ego, un ego hinchado (como Juan) siempre busca a su ego deshinchado (como María). Así que María, sin darse cuenta, se ve rodeada, buscada, y a la vez busca un ego hinchado (como Juan) con el cuál establecer un vínculo: ya sea por su necesidad de protección, por su necesidad de amor, etc. La cuestión es que cuando no estamos bien, no elegimos bien.
- Tercero, y muy importante, es porque puede ser uno de los primeros síntomas de la dependencia emocional. Las personas necesitamos establecer vínculos con otras personas, pero, ojo, vínculos saludables, sin adicciones, sin miedos, sin tensiones… La dependencia emocional sobrepasa esa “necesidad” natural del ser humano de vínculo. ¿Qué quiero decir? Que no confundamos lo uno con lo otro. Cuando traigo todo lo anterior como bagaje personal y me vinculo a una persona sin hacer el duelo anterior o estando mal o con desesperación (aunque a algunas personas les cueste reconocerlo), me estoy enganchando a esa persona. ¿Cómo sé que es un enganche? ¿Cómo sé que no es sano? Simplemente, ponte en la situación de terminar con esa persona, si te imaginas “perdiendo” a esa persona y se desatan en ti un mar de sensaciones muy desagradables y te niegas a perder a esa persona, ni tan siquiera a pensarlo, amiga o amigo… creo que puede haber dependencia emocional. Amar no es sufrir. Amar no conlleva la muerte. Amar no te deja sin aliento. Si tu cuerpo reacciona exageradamente ante la idea de perder a la persona amada, cuestiónate en qué punto estás. Me ha pasado con muchas y muchos pacientes que no son conscientes de que tienen un problema de apego. Y les hago esa prueba sencilla: imagínate que tienes que dejar la relación con él/ella o que te dejan a ti… En muchos casos no me dejan acabar el enunciado cuando ya están diciendo no, de palabra o con la cabeza. Y me manifiestan angustia, pellizcos en el pecho o en el estómago, incluso, escalofríos. Cuando el cuerpo habla… es como cuando el río suena, que agua lleva.
- Cuando elijo estar en pareja, elijo el bienestar afectivo de ambas partes.
Como ya hemos comentado antes, hay personas que no se encuentran bien estando solas y tienen la tendencia a buscar una pareja para “estar bien”. Insisto, esto no existe y es pasajero. Pero es que además no es bueno para la otra persona, ni justo.
El amor no es dar esperando recibir algo a cambio. Y, ni que decir tiene, que el amor no es que me den. El amor es DAR, sólo dar. Obviamente hay que elegir bien a quien dar, pero creo que eso se sobreentiende.
Por tanto, hay que tener claro que, estar en pareja implica el bienestar afectivo de la otra persona y el mío propio.
Oye Jose, ¿qué no entra aquí? Pues no entran aquí el tema de los “sacrificios” por amor (que cosa más fea y más insana esa de “sacrificarse” por otra persona) o el chantaje emocional (usar o que usen contigo el chantaje es algo horrible, pero más común de lo que nos creemos en el modelo del amor insano o amor romántico). Tampoco entra cualquier estrategia que no sea ganar-ganar: es decir, yo gano y tú pierdes, tú ganas y yo pierdo, o las/os dos perdemos no se incluyen en este apartado.
En definitiva, cuando elijo estar en pareja, debo cuidar a la otra persona, pero también debo cuidarme a mí. No debo invadir los límites de la otra persona, pero tampoco permitir que me invadan a mí. Debo saber cuándo acabar la relación, por muy enamorada/o que esté (sobre todo, si me están haciendo daño o si han cambiado los sentimientos de algunas de las partes).
Estar en pareja no significa ser iguales, pero sí que hay mayor probabilidad de éxito si tenemos gustos comunes: esto hará que nos encontremos más a menudo; cuánto más diferentes sean nuestros gustos, opiniones, etc. menos nos encontraremos y menos durará esta relación.
¡Ojo! Que la calle está llena de relaciones INSANAS que duran demasiado tiempo ya… pero, ¿tú que quieres? ¿Una relación sana o que dure mucho tiempo, aunque la relación sea insana? Piénsalo y actúa en consecuencia.
Voy a hacer un paréntesis: sé que a estas alturas habrá mucha gente que haya dejado de leer; es posible que otra tanta gente haya seguido leyendo, pero se sienta mal porque reconozca que muchas de las cosas que cuento le pasan; y también es muy probable que haya gente que se justifique con excusas para autoconvencerse de que lo están haciendo bien, aunque en el fondo, saben que no.
- El amor NO es sufrimiento, NO es dolor.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, este punto no debería sorprendernos. La psicóloga María Jesús Álava Reyes, ha escrito largo y tendido sobre la inutilidad del sufrimiento, por tanto, en el amor tampoco tiene cabida.
Aunque nos hayan contado que todas las parejas discuten (justificando situaciones poco recomendables) o que quién bien te quiere te hará llorar (justificando el sufrimiento puro y duro dentro de la relación), ESO ES MENTIRA.
Si amas a una persona y sufres o tienes daño… o en ti, o en la otra persona, o en vuestra relación, algo no va bien.
Cuando me preguntan cómo pueden aprender a tener relaciones más sanas y a distinguir cuál es el modelo de amor insano (el más común y extendido en nuestra sociedad) y cuál es el modelo de amor sano, siempre les remito a Walter Riso, un psicólogo italoargentino, afincado en Barcelona, que está especializado en relaciones personales y en amor.
Ya os hice una recomendación de un libro suyo en mi post del blog “5 libros imprescindibles” hace unos meses (pincha en el título del post para leer).
Pero si quieres saber más sobre el amor sano y sobre el amor insano, puedes ver los vídeos que hice la temporada pasada para mi canal:
Amor Romántico (o insano) – Parte 1
Amor Confluente (o sano) – Parte 2
Espero que te sirva para aclarar más cosas, pero si tienes alguna duda, puedes dejármela en comentarios y te responderé encantado.