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Muchas personas entienden que los días internacionales de algo no sirven para nada. Bueno, quizás no sirva para nada el día de la madre o el día del padre, que son eventos puramente comerciales, pero días internacionales como el 8 de marzo, día internacional de la mujer, sirve para muchas cosas y son muy necesarios. Quizás la duda o el cuestionamiento venga derivado de la ignorancia de una determinada cuestión. Me explico:
Me ha pasado de conversar con una mujer que me diga que “si queremos igualdad, ¿para qué un día de la mujer? ¿Por qué no también el del hombre?”. Pues básicamente porque en esta sociedad patriarcal todos los días son el día del hombre, pero el de la mujer ninguno. Es decir, que el 8 de marzo, día internacional de la mujer, tiene un marcadísimo carácter reivindicativo. Este día sirve para visibilizar y sensibilizar acerca de las desigualdades que existen todavía entre mujeres y hombres en cualquier zona del planeta, así como de las discriminaciones que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo.
Además, se aprovecha esta conmemoración para seguir fomentando modelos saludables y diversos de ser mujer. “¿Cómoooooo?” te preguntarás. Para el Patriarcado sólo existe una forma socialmente aceptada de ser hombre (el macho ibérico) y de ser mujer (la mujer dolorosa, sumisa, madre amantísima). Estos modelos o roles de género están estereotipados, no son saludables. En realidad hay muchas formas de ser hombre y de ser mujer en esta sociedad. Puedes ser mujer y querer ser madre, o no. O ser madre soltera, por inseminación o adoptando, o no. Puedes ser mujer trabajadora y madre, o no. Puedes ser mujer trabajadora y no querer ser madre. Puedes ser mujer y que no te gusten l@s niñ@s. Puedes ser mujer y querer casarte, o no. Puedes ser mujer y ser heterosexual (que te gusten los hombres), o no. Puedes ser mujer y que te sientas atraída por ambos sexos, o no. Puedes ser mujer y homosexual (que te gusten las mujeres), o no. Puedes ser pasional en el sexo o no. Te puede gustar cocinar u odiarlo. Te puede gustar llevar tacones o rechazarlos. Puedes ser la mujer que te de la gana de ser, como diría Bebe en su canción “Ella”. Lo que está claro es que ser mujer con las características que la sociedad dice que tienes que tener por ser mujer es una mentira y una cárcel. Ya lo dicen muchas teorías feministas: el culto al cuerpo es una herramienta del Patriarcado para que las mujeres sigáis sometidas, sumisas.
Del mismo modo, hay muchas formas de ser hombre. Puedes ser hetero, homo, bi, transexual, intersexual, padre o no, creyente o no, casarte o no, que te guste el deporte o no, etc. Hay muchas opciones posibles mucho más sanas que el modelo hegemónico de masculinidad: el macho alfa. Para el Patriarcado ser hombre significa ser insensible, ser el proveedor económico, no ocuparse de la crianza de las/os hijas/os, ser muy masculino, demostrar a cada momento que se es un macho, tener deseos sexuales constantes por el sexo opuesto (exclusivamente), ser un poco díscolo (ser infiel, beber, gustar del peligro y de las conductas de riesgo y/o adicciones) puesto que nos están permitidas por ser hombres, mientras a las mujeres no.
La era de la biología y de la religión ya ha pasado. Ni somos chimpancés, ni esto es una fábula. Esto es la vida real. Y deberíamos de cultivar el autoconocimiento y el desarrollo personal, emocional, físico y espiritual como seres humanos, sin distinciones de género. Sin embargo el modelo imperante no lo ve así: nos hace radicalmente diferentes y eso no es ni bueno ni malo, es ¡MENTIRA! Tenemos diferencias personales, pero no tenemos porque tener un trato diferente, y mucho menos discriminatorio para las mujeres respecto de los hombres.
¿Recuerdas la mujer que te comentaba al principio? Pues en la misma conversación me dijo “yo no he vivido ninguna situación de discriminación, así es que no hay que generalizar”. Pues las instituciones y cientos de miles de millones de personas debemos estar en las nubes o vivir una realidad paralela, porque la verdad es que en el supermercado, en la radio, en una fiesta, en cualquier ámbito, físico (como ir al gimnasio) o abstracto (como el amor en pareja), pueden existir situaciones de discriminación hacia las mujeres, porque… ¡oh! ¡sorpresa! resulta que esta sociedad es machista. Un chiste machista, una situación de acoso callejero enmascarada como piropo o ligar, el lenguaje sexista, la invisibilización de las mujeres en la historia y en todas partes (como en el lenguaje… con ese “todos”…), la prostitución, la violencia de género, la mutilación genital femenina, el modelo de amor insano llamado amor romántico, las princesas Disney y todo el universo comecocos que hay detrás, así hasta agotarse… Y no, no es que sea negativo. Esta es la realidad. Te guste o no, la quieras reconocer o no. Porque nos dijesen que había “brotes verdes” no significaba que quien estaba en paro tuviese trabajo así de repente. ¿Cierto? Pues porque las mujeres en este país puedan votar, no significa que hayamos acabado con la discriminación y la violencia machista. Y quien sea así de simple, pone en riesgo al total de las mujeres e invisibiliza a todas aquellas mujeres que sufren la discriminación o la violencia por el hecho de ser mujeres (sean conscientes de que la sufren o no).
Así que, el 8 de marzo, sirve para reivindicar que aunque tenemos leyes contra la discriminación por razón de sexo y por la igualdad, las mujeres siguen teniendo precariedad laboral, siguen sin poder acceder en igualdad de condiciones a puestos de poder, siguen siendo ninguneadas, cosificadas sexualmente, abusadas en la calle y violentadas en sus casas. Y es necesario un trabajo potente del conjunto de la sociedad para que esta situación cambie de una vez por todas. Una sociedad en la que, por ejemplo, se estima que se necesitan más de 70 años para erradicar la desigualdad salarial entre mujeres y hombres, no es una sociedad igualitaria. Y esto no es una cuestión de gustos o de creencias. Esto es una cuestión de justicia social y de derechos humanos.
Pero esto es aquí… en otros países la situación de las mujeres es terrible. Las mujeres en zonas de conflicto son violadas como arma de guerra. Las mujeres y niñas que están huyendo de Siria y que están en éxodo por Europa escapando de la muerte están siendo víctimas de abusos y de trata. Y esto no lo digo yo por gusto, lo puedes comprobar en los datos oficiales que ofrecen organismos como la ONU o las diferentes ONG’s que hacen trabajo de campo.
Pero me resulta imposible resumir en unas líneas todos los argumentos que hacen casi OBLIGATORIO un día internacional de la mujer. Lo cierto es que nació de la demanda de derechos fundamentales y del sufragio universal, pero la lucha por conquistar la igualdad de derechos, sigue viva.
¿Conoces el origen del día internacional de la mujer? Quizás tienes una historia en la cabeza, quizás poco clara o confusa. Yo también las tenía antes. Por eso, con motivo del 8 de marzo, he realizado una profunda investigación para conocer la VERDADERA HISTORIA del día internacional de la mujer y te lo cuento todo en este vídeo (desmontando aquellas partes de la historia que están alteradas o no son correctas y contándote el desarrollo REAL de los acontecimientos hasta la proclamación del 8 de marzo como día internacional de la mujer hace más de un siglo y convirtiéndose en oficial hace ahora 100 años a partir de la Revolución Rusa.
Espero que te guste y que le des difusión para que todo el mundo conozca la verdadera historia del 8 de marzo.
¡Feliz día internacional de la mujer!