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Gracias a mi propio proceso de crecimiento personal y a mi formación como profesional, he podido cruzarme en mi camino con personas sabias que me han aportado infinidad de aprendizajes a todos los niveles.
Conocimientos, técnicas o experiencias que para mí tienen un valor incalculable más allá de todo el dinero que he invertido en mí como persona y como profesional. Y me gustaría hacer un inciso en este punto. Mucha gente piensa que los cambios suceden por casualidad, o que sus problemas se van a solucionar por arte de magia, pero no es así. Hay que invertir tiempo, esfuerzo y dinero para conseguirlo. Igual que vas mejorando o reparando tu casa o tu coche, debes hacer contigo. Pero lo solemos hacer sólo a nivel físico, es decir, vamos a la peluquería, a la clínica dental, a la óptica, etc. Pero poca gente se da cuenta de lo importante que es cuidar nuestra mente, nuestra alma, nuestro ser. Como decía Jorge Bucay en su libro “El camino de la Autodependencia”, cuidar de nuestro cochero en su cuento “La Alegoría del Carruaje”.
Por lo que te recomiendo, encarecidamente, que si no lo haces, empieces a sacar tiempo para esa parte de ti que quizás esté un poco abandonada. Que busques esos libros que pueden ayudarte (como los que te recomendé hace algún tiempo – ver aquí), esas películas que te pueden servir para reflexionar (ver aquí), hacer ese curso o ese taller que necesitas, apuntarte a actividades que te satisfagan (ya sea de papelería, de yoga, mindfulness, informática, idiomas, etc.) y, sobre todo, en acudir a un profesional para resolver ciertos temas. Todo este tipo de acciones denotan que te preocupas por tu salud emocional, por tu parte psicológica, y que quieres crecer y mejorar y resolver esas cuestiones que tienes pendientes desde hace mucho tiempo. Te recomiendo que lo hagas: es liberador y sólo lo sabrás cuando lo vivas.
Dicho esto, quiero detenerme contigo en uno de los aprendizajes más recientes que he tenido a nivel personal y profesional (por lo que estoy muy agradecido). De algún modo, ya lo sabía, pero es necesario reconocer que este nuevo enfoque me ha resultado muy visual, muy útil, casi como una revelación. Me refiero a integrar en nuestro SER nuestras luces y nuestras sombras. Puede sonar místico o, incluso, puede sonar lógico. Pero tiene mucha profundidad y mucho contenido. Requiere navegar por este concepto durante bastante tiempo para llegar a entender el alcance de esta idea.
Muchas personas viven rechazando parte de sí mismas, partes de su vida, experiencias vividas o características de su ser (ya sean físicas o psicológicas) con las consecuencias que ello conlleva. Cuando rechazo una parte de mí, me estoy rechazando a mí. Al rechazarme desaparece el equilibrio emocional y se desencadenan “una serie de catastróficas desdichas” como el título de la película de Jim Carrey. Ocurre que empiezo a caminar dando la espalda a una parte de mí y, como os he dicho en algunos vídeos, “lo que se resiste, persiste”. Es decir, lo que yo rechazo, se mantiene. Lo sigo viviendo en modo negativo. Y cuando no lo vea, creeré que estoy bien (aunque mi parte inconsciente, sabe siempre que eso que rechazo que ahora no veo, está ahí). Pero cuando lo vea, me pondré fatal (porque en realidad, nunca llegó a dejar de verse).
Te pongo un ejemplo. Has tenido una ruptura muy mala con tu pareja y no quieres cruzarte con él. Evitas los lugares por los que solíais ir, dejas de frecuentar personas que teníais en común, etc. Todo por no saber de tu ex y no sufrir. Pero sin darte cuenta vives cada día teniendo a tu ex presente. Y lo peor de todo, como te decía antes, es que como te resistes a aceptar esa ruptura y que esa persona ha estado en tu vida, como evitas afrontar determinadas situaciones, toda energía se va acumulando, hablando metafóricamente, y el día que te lo cruces o que te hablen de él, te vas a poner fatal. Mucha gente decide incluso cambiar de ciudad, pero no sirve de nada, porque el problema va contigo. Está en tu mente: es una situación no resuelta, una vivencia que estás negando, por lo que otras personas, otras vivencias y otras situaciones te harán recordar. Y ahí te darás cuenta de que ese tema, ese resentimiento, sigue sin resolverse.
¿Y esto por qué ocurre? Porque rechazamos esa parte “oscura”, esa “sombra”. Queremos vivir, y hacemos todo por vivir, en la luz. Y no hay nadie que viva permanentemente en la luz, eso es imposible. Porque todo en la vida, incluidas las personas, están formadas de luces y sombras. Y ambas partes, la luz y la sombra, tienen su parte positiva. Y esto no es una frase manida de las que te pasan por una red social. Esto es una realidad. Gracias a todas tus vivencias, incluidas las desagradables, eres quien eres y has llegado hasta el día de hoy. Así es que ¡enhorabuena! y si estás leyendo este post, ¡enhorabuena por partida doble! porque eso quiere decir que te ocupas de tu parte emocional, de la parte psicológica de tu ser.
Pero entiendo que la gente rechace sus sombras. Lo hacemos porque vamos buscando una paz, un equilibrio, una tranquilidad. Y esa tranquilidad llega cuando eres capaz de integrar en ti, tus luces y tus sombras. Y eso, como te decía, requiere tiempo, esfuerzo y, en ocasiones, dinero. Pero se llega a ese equilibrio deseado, es posible.
Y me preguntarás: “pero a ver Jose, yo no me entero ¿qué es eso de la luz y de la sombra?”. Muy sencillo, no te apures. Vamos a usar el dibujo de un yin-yang para explicarlo.
Esto es un yin yang. Un círculo que contiene una parte blanca, con un circulito negro, y una parte negra con un circulito blanco. Vamos a usar el círculo para representar a la persona. Este círculo es la persona. Y dentro de cada persona, hay una parte luminosa (representada por el color blanco) y una parte sombría (representada por el color negro). Si observas el dibujo, ambas se integran en un perfecto equilibrio y en unión dentro de la persona, es decir, dentro del círculo. Y si vamos más allá, observamos que la luz tiene un poco de sombra, pero también vemos (y esto es de lo que te hablaba antes) que la sombra tiene un poco de luz.
Si rechazamos nuestra sombra (el color negro), no sólo romperemos ese equilibrio, sino que estaremos rechazando a una mitad de mi ser. Pero además, estaremos perjudicando a nuestra parte luminosa, pues en ella también hay un poco de sombra. Digámoslo de otro modo, si rechazo mi sombra, cae mi luz. Si abrazo mi sombra, viviré en la luz.
Y ahora una curiosidad, ¿sabías que el círculo es la forma perfecta para las matemáticas? Y ¿por qué te lo cuento? Porque tú, eres perfecta siendo un todo. Un todo que incluye de forma equilibrada, es decir que integra, sus luces y sus sombras. En una armonía espiritual que responde preguntas, llena vacíos y resuelve problemas. Sólo se trata de tomar conciencia de ello y de observar, aceptar, integrar y empoderar, esas cosas que hasta hora rechazabas.
Seguro que durante meses o años has rechazado algo y no te has sentido mejor. ¿Por qué no pruebas a aceptar que esa vivencia forma parte de ti? ¿Por qué no te permites ser perfecta con tus luces y tus sombras? ¿Por qué no empoderas (das poder) a esas vivencias o circunstancias sombrías? Gracias todo lo que hemos vivido hemos crecido, aprendido y avanzado. Y si sentimos que no lo hemos hecho, quizás hay que hacer un cambio de punto de vista. Y no hay excusas: ni la pérdida de un ser querido (por dolorosa que sea), ni una enfermedad, etc. Puedes usar todas tus vivencias para crecer más fuerte y valorar quién eres. O puedes seguir machacándote y condicionando tu vida. Lo bueno de esto es que la elección siempre está en nuestras manos. En relación a esto puedes ver el vídeo que subí hace unos días “El poder del amanecer”.
¿Es posible que sienta que no puedo hacerlo o que esto no tiene sentido? Sí, es probable. A veces, necesitamos una guía o ayuda externa para encontrar el camino hacia ese equilibrio. Si es así, hazlo. Pero no pierdas más tiempo de tu vida en algo que puede ayudarte en lugar de entorpecerte. ¡Ánimo!