Tiempo estimado de lectura: 5 minutos.
El ritmo de vida, la sobrecarga de obligaciones, la casa, el trabajo, la familia… muchas veces hace que no tengas tiempo para ti. Casi nunca le damos importancia, pero cuando acumulas cansancio y obligaciones, día tras día, llega un momento en que haces las cosas de mala gana o enfadada, incluso, puede llegar ese momento tan poco deseado de explosión emocional, de sálvese quien pueda. Ese momento en el que la principal perjudicada eres tú (y luego están los daños colaterales).
¿Cómo puedes evitarlo? Pues te respondo con otra pregunta: ¿tienes una hora al día para ti? Pero una hora real y que sea totalmente para ti. No me vale si dices “voy al parque con mi hija” o “salimos toda la familia a cenar”. Eso está muy bien, obviamente hay que compartir tiempo y espacios con la familia. Pero cuando sólo haces cosas por las y los demás… ¿dónde está ese tiempo y ese espacio para ti?
La solución no radica sólo en organizarte. Durante años he trabajado una adecuada gestión del tiempo con las mujeres que acudían a mi consulta y ¿sabes qué? Al final terminaban utilizando la técnica para hacer más cosas para otras personas y nada para sí mismas.
Sacar tiempo diario para ti es saludable. Es un signo de madurez e inteligencia emocional. Tiene tantos beneficios que, sólo quienes lo practican, tienen ese reflejo especial en su cara, en su mirada.
¿Te imaginas pudiendo dedicar una hora cada día para ti? ¿Para lo que te gusta? ¿Para tus aficiones? ¿Para darte un masaje, un paseo, hacer fotos, escribir, leer, tejer, hacer manualidades, bricolaje, cantar, bailar, hacer deporte, diseñar…? 60 minutos dedicados en exclusiva para ti, para cargar pilas, para cuidarte y quererte. Que, por cierto, te ayudará a querer mejor a quienes te rodean. ¿Y eso? Pues como lo lees. Si te cuidas y te quieres, sabes lo que necesitas en cada momento y te lo concedes, te lo regalas, te lo das. Llámalo como quieras. Y eso te hará saber cómo amar adecuadamente a los demás. Te ayudará a saber dar espacio a los demás cuando lo necesiten, igual que tú te das espacio para ti y no caerás en el error de ser invasiva o “pesada” (no oirás “mamá, vete ya, qué pesada” porque a ti no te gustará que te atosiguen cuando buscas tu tiempo y tu espacio). ¡Son todo ventajas! Para ti y para tu entorno.
¡Ah, que no te convences! Pues que sepas que si te dedicas tiempo a ti, estarás enseñando a tu entorno cómo cuidar bien de si mismas/os. ¿Cómo? Siendo un ejemplo. Si tú te observas y atiendes a tus necesidades. Si tú te das tiempo y te das aquello que necesites (sin esperar que caiga del cielo) tu entorno verá que es posible y también lo harán: ¡qué madre o qué padre no querría esa autonomía emocional para su hija o su hijo! ¡Si es asegurarse un futuro de equilibrio emocional!
Y no sólo eso, sino que les ayudarás a ser más responsables. Está demostrado que la sobreprotección sólo acarrea problemas. Y cuando no sacas tiempo para ti, tu tiempo acabo siendo exclusivo para los tuyos. Y eso implica que a veces, aciertes y otras, te excedas como dijimos antes (y escuches ese comentario tan odiado de “qué pesada eres”) o estés sobreprotegiendo a los tuyos.
“Pero ahora que son pequeñas/os, ¿por qué no los voy a sobreproteger? Si puedo y tengo tiempo y quiero verlos crecer”. Uy… me da a mí que cuando escucho esa frase, la persona que la dice está confundiendo educar con sobreproteger. Dentro de la educación y el cuidado entra enseñar a tus peques a ser autónomas/os, a gestionar su vida… (por desgracia no siempre estarás con ellas/os…). Te pongo un ejemplo: ¿sabes qué pasa si, cuando una mariposa está tratando de salir de su crisálida, la ayudas y rompes tú la seda por ella? Pues que no ha tenido el tiempo suficiente para ejercitar sus alas (lo hacen cuando intentan salir) y como no tienen fuerza, les pesan demasiado, se caen y no pueden volar. Al final mueren de inanición o en manos de otros animales. Una metáfora real como la vida misma. A mi consulta llegan, cada día, muchas personas con “hambre” emocional (con carencias afectivas) y/o que han caído en las garras de algún depredador emocional.
Y ahora puedes pensar o decirme, entonces ¿es culpa mía? Uy… ¿culpa? No. No tienes culpa de nada. Pero parte de responsabilidad sí. Si no sabes cuál es la diferencia, te recomiendo mi post de la semana pasada (Blog. Culpa versus Responsabilidad) donde te lo explico detalladamente.
Lo que trato de decirte es que vas a ganar tanto a nivel personal, familiar, laboral… si cambias tus hábitos y te dedicas una hora al día para ti (al menos varios días en semana) ¡que te arrepentirás de no haberlo hecho antes!
No lo dejes pasar. Busca eso que te carga pilas, eso que te gusta hacer y empieza hoy.