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La gente suele pensar que la risoterapia es ir a un sitio a hacer el ganso un rato y reírte, pero se equivocan. La risoterapia es una herramienta muy útil para aprender a mantener un buen estado de ánimo en nuestras vidas. A través de la risa, esta técnica aporta muchos beneficios neuroquímicos que se traducen en bienestar físico y personal (ahora los iremos comentando).
La risoterapia no se puede utilizar como terapia principal, es decir, si bien ayuda a mejorar la salud de las personas, no se puede usar como sustituta de tratamientos psicológicos convencionales.
No existe una fecha concreta que marque el surgimiento de esta técnica, sin embargo, sus raíces están hace más de 4.000 años, en el antiguo Imperio chino: se dice que los hombres de su ejército se reunían para reír con la finalidad de mantener una buena salud. Pero no sólo la gran China, sino que diferentes corrientes culturales y de pensamiento han promovido desde hace siglos esta práctica: hoy sabemos lo bueno que puede ser tener un desarrollado sentido del humor.
En la antigüedad, muchas culturas tribales y chamánicas contaban con un brujo o chamán de la risa, alguien que vestía ropajes diferentes y se pintaba el rostro para incitar a la risa, sobre todo en aquellas personas que estaban enfermas. Esto te resultará familiar porque cada vez son más comunes en nuestro sistema sanitario, gracias a personas voluntarias que desean hacer más llevadera la enfermedad a la gente (pincha aquí para ver la gran cantidad que existen).
También se habla de una tradición similar a la China en la India, llegando hasta nuestros días de la mano del doctor Madan Kataria, quien creó el yoga de la risa en 1995. Por su parte el psicoanálisis también ha explorado los efectos terapéuticos de esta técnica: fue Sigmund Freud quien defendía la idea de una descarga de energía negativa a través de la risa sincera.
Pero sin duda empieza a hacerse más conocida en los años 70. Hunter Adams se hace voluntario en una institución donde residen personas con enfermedades mentales graves. Estando allí, observa los beneficios de que tienen para los pacientes el fomento de la alegría y el uso del sentido del humor. Poco después se matriculó en la Universidad con el propósito de dar un cambio a la medicina. Este médico estadounidense se ganó el sobrenombre de Patch (“parche”) de manos de sus colegas y logró integrar la risa como terapia complementaria en el tratamiento y recuperación de estas enfermedades. Sus resultados fueron tan positivos y su experiencia tan inspiradora que su técnica se expandió por Estados Unidos, Suiza, Alemania y Francia, y en 1998, el actor Robin Williams grabó una película titulada “Patch Adams” (más información pinchando aquí).
En las últimas décadas, se ha avanzado mucho en la implantación y aplicación de la risoterapia. Yo mismo he impartido decenas de talleres para grupos y asociaciones de mujeres. Algunos de los efectos beneficiosos que se han demostrado son: liberación de endorfinas en nuestro cerebro (que nos hacen elevar el nivel de bienestar percibido, sentir mayor satisfacción y más felicidad), mejora de la sintomatología depresiva al elevar el estado de ánimo, mejora la respiración y provoca un estado de relajación natural (que disminuye el estrés y la ansiedad), es un excelente ejercicio físico (se mueven más de 400 músculos, lo que permite mejorar la calidad del sueño, aliviar tensiones y dolores, prevenir problemas cardiovasculares y disminuir los niveles de colesterol) y otros muchos efectos saludables relacionados con eliminar la preocupación excesiva, disfrutar más de la vida y vivir en conexión con el momento presente (desarrollando el sentido de la aceptación).
En la risoterapia se trabaja con una parte muy especial, nuestra niña o nuestro niño interior, lo que nos permite que sanamos viejas heridas y nos reconectamos con nuestra esencia. Y no sólo eso, sino que, además, provoca que desaparezcan esos bloqueos que dificultan el día a día, ya sean emocionales (a través de la expresión emocional, nos permite “sentir”), físico (esa tensión muscular derivada de nuestros miedos o de soportar cargas), mentales (liberándonos de las dichosas rumiaciones) y sexuales (aumentando nuestro disfrute y permitiendo vivir una sexualidad saludable).
En definitiva, facilita nuestro autoconocimiento creando un espacio de encuentro con una/o misma/o. Junto con el mindfulness (si quieres saber qué es pincha aquí), nos conecta con el aquí y el ahora, nos ayuda a estar presentes, puesto que cuando ríes se hace difícil pensar en otra cosa: recuerda que la mente no puede hacer dos cosas contrarias a la vez (no puede estar alegre y estar triste a la vez). A través de estos talleres podrás aprender pequeños trucos para llevar a cabo en tu día a día.
Y ¿qué consecuencias tiene todo esto? Pues que nos abrimos al mundo, a vivir la experiencia, a aceptar que las cosas son como son y a disfrutar y aprender de ellas sin necesidad de querer cambiarlas. Aprendemos a encontrar la luz en la oscuridad gracias al sentido del humor y eso nos lleva a vivir una vida positiva y realista (el realismo no es lo negro o lo catastrófico). La naturaleza tiene como principio el equilibrio y la risoterapia nos ayuda a encontrar el nuestro. Y quiero terminar este post con una reflexión de Osho:
“La vida es en su totalidad una gran broma cósmica. No es algo serio, tómala seriamente y la perderás. Compréndela únicamente a través de la Risa”.